Al igual que muchos de ustedes, yo también me enojo e indigno cada vez que sale a la luz una noticia sobre casos de corrupción, abuso de poder, nepotismo, tráfico de influencias o enriquecimiento ilícito por parte de nuestros políticos y/o funcionarios públicos. Al final del día su sueldo es pagado con dinero público, lo cual presupondría que debieran responder a los intereses de los ciudadanos mexicanos, que son quienes pagan sus salarios (algunos de los cuales son bastante onerosos). Sin embargo, existen una serie de casos que me parecen aún más graves, insultantes y repugnantes. Estos son aquellos casos en los que los familiares de los políticos o funcionarios públicos se sienten empoderados o con la facultad de hacer uso de los privilegios y poder que vienen con los cargos públicos que tiene alguno de sus parientes. Al final del día no sólo debemos cuidarnos de las fechorías de nuestros políticos y funcionarios públicos, sino también de lacra de familia que éstos puedan tener.
¿Llegaron los acuerdos o tan sólo estamos en la luna de miel?
Después de las elecciones presidenciales tuve la intención de escribir sobre el nuevo arreglo político que arrojarían los resultados de los comicios y la influencia que tendrían en el logro de acuerdos políticos para aprobar reformas que modernizaran al país. Basta recordar que desde 1997, año en que se instauraron los gobiernos divididos, en México ha habido poco consenso sobre las llamadas «reformas estructurales«, como la fiscal, energética, laboral o sobre cambios profundos de política pública para combatir los monopolios en distintos sectores clave para la economía como el de las telecomunicaciones.
Casi sistemáticamente, durante estos últimos 15 años, la respuesta de la oposición había sido negarle al presidente en turno cualquier intento de hacer cambios estructurales que necesitaran la aprobación del congreso. En el mejor de los casos, se aprobaban reformas incompletas cuyo impacto era limitado en comparación a las exigencias del país.
Esta situación llegó a ser tan irónica que la reforma energética presentada en su momento por el ex presidente Zedillo fue bloqueada por el PAN, mientras una reforma muy similar presentada años después por el ex presidente Fox era bloqueada por el PRI. El tema resultaba ser que, en el contexto de un gobierno dividido, la oposición apostaba al fracaso del gobierno en turno, como estrategia para posicionarse mejor de cara a la siguiente elección. ¿Para qué aprobarle sus propuestas al presidente si el mayor beneficiario de las mismas ante la opinión pública sería el presidente mismo y su partido? Todo se veía como un juego de suma cero, donde lo que ganaba uno, lo perdía el otro.
Por el menos malo
Hace unos días me llegó por correo mi boleta para participar en la próxima elección de presidente en México. Después de vivir casi seis años fuera del país, se agradece esta oportunidad que ofrece el IFE para que, aunque sea de lejos, los mexicanos en el extranjero podamos participar de este ejercicio democrático al cual tenemos derecho. Sin embargo, en contraste a la alegría por recibir mi boleta electoral, me volvió a la mente un predicamento que llevo tiempo sin resolver: ¿por quién votar?
Vochol: arte huichol en DC
Hace unas semanas, mi esposa y yo visitamos el Museo Nacional de los Indoamericanos, parte del conjunto de museos smithsonianos que se encuentra en la capital de nuestro país vecino del norte. Al llegar, nos llevamos una grata sorpresa pues encontramos en exhibición una verdadera pieza de arte popular mexicano: el Vochol.
Conquistando el mercado de la nostalgia
Cuando se vive fuera de México, hay muchas cosas que se extrañan. Entre las principales están la familia, los amigos, las costumbres y, por supuesto, la comida. Sobre este último tema en particular, siempre hay una serie de «gustos» que añoramos y que derrepente quisieramos tener a la mano. Por ejemplo, entre otras cosas, mi esposa y yo siempre que vamos a México nos traemos botanas como los ruffles verdes o rancheritos, que únicamente pueden conseguirse en nuestro país. En mi repertorio de añoranzas también están la salsa valentina, los cacahuates enchilados y los chicharones Barcel.
Aprovechando la existencia de este «mercado de la nostalgia», un emprendedor mexicano en Washington, D.C. se dió a la tarea de comercializar productos de origen mexicano y latinoamericano, primero en el área local de la capital estadounidense y después en el resto de Estados Unidos y el mundo.
El financiamiento público de la política
Es tiempo de elecciones en México. Estamos tan sólo a unas semanas de iniciar oficialmente las campañas para presidente, senadores, diputados y otras elecciones locales que coinciden con el calendario electoral federal de 2012. Seguramente, como ha sucedido en los últimos años, las campañas se convertirán en un concurso de popularidad en el que abundarán más los spots con promesas al aire o sin contenido relevante y en el que harán falta propuestas y debates serios en torno a los temas más importantes para el país.
Sin embargo, antes de adentrarnos en los sinsabores de la contienda electoral, les propongo que hablemos sobre un tema relacionado e importante, que ha estado ausente en las discusiones de reforma política en México: el financiamiento a partidos políticos con recursos públicos.
Educando contra la corrupción
En días recientes mi trabajo me llevó a reflexionar nuevamente sobre el tema de la corrupción, del cual ya he hablado en ocasiones anteriores. En concreto, el argumento planteado giraba en torno a la idea de que la corrupción se puede combatir mediante la educación. Siendo más concretos, la afirmación es que si a los futuros ciudadanos se les inculca desde niños una educación en valores anti-corrupción como la honestidad, transparencia, civismo y respeto a la ley, es probable que de adultos tengan una menor tendencia a involucrarse en actos de corrupción.
El tema me pareció bastante interesante, pues en muchas ocasiones se menciona que la corrupción más que un problema institucional es un problema cultural, que está insertado en los genes históricos de la sociedad. Y que mejor manera de cambiar la cultura de un pueblo que a través de la educación.
Cláusula de gobernabilidad: un «toma todo» regresivo
Independientemente de quien gane la elección presidencial del próximo año, lo más seguro es que el afortunado enfrente la misma realidad política que los últimos tres presidentes: un gobierno dividido. Es decir, el partido del nuevo presidente no tendrá mayoría en el Congreso. Por ende, éste o deberá resignarse o tendrá que buscar alianzas con otros partidos para sacar adelante sus propuestas de reformas, que necesitarán mayoría absoluta o en ocasiones mayoría calificada.
Viendo lo duro que la han pasado los últimos ejecutivos, uno de los aspirantes a presidente ha propuesto que como parte de la reforma politíca aprobada por el Senado y que se discutirá en la Cámara de Diputados, se incluya una «cláusula de gobernabilidad» que asegure la creación de un grupo mayoritario para el partido con mayor votación. Aunque la propuesta pudiera resolver el conflicto de la falta de mayorías legislativas, me parece que representa un paso atrás hacia la consolidación de la democracia en México, pues lo que propone es la creación de mayorías artificiales, basadas en la sobrerrepresentación. Veamos en breve el por qué de esta afirmación.
Tráfico de armas desde Estados Unidos a México
El fin de semana pasado me invitaron a una reunión de mexicanos para platicar con Sergio Aguayo, quien andaba de visita en Washington, D.C. El tema central de la plática fue el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por el poeta Javier Sicilia, y al cual Sergio y otros mexicanos de la sociedad civil están apoyando.
La reunión me pareció una excelente oportunidad para sensibilizarme de un movimiento social que sinceramente no había seguido con tanto detalle en los medios mexicanos. Entre los temas específicos que se hablaron sobre cómo podíamos apoyar y participar los mexicanos en el extranjero, me pareció interesante la iniciativa de Alianza Cívica en torno al combate al tráfico de armas desde Estados Unidos a México.
Comida mexicana en la gran manzana
Posiblemente cuando uno viaja de Mexico para conocer Nueva York no tiene en mente o interés conocer alguno de los restaurantes mexicanos de la gran manzana. Sin embargo, cuando se llevan algunos años afuera del país cualquier oportunidad es buena para probar alguna de las delicias de la amplia y rica comida mexicana.
