Hace varios meses ví en Netflix la película «Los Dos Papas«. Siendo sinceros no he seguido mucho la trayectoria de los dos últimos Papás ni de la iglesia. Pero la película me generó interés en el pensamiento de Jorge Bergoglio antes que se convirtiera en el Papa Francisco. Buscando en Amazon encontré un libro de su autoría (2005) que breve pero interesantemente analiza el problema de la corrupción, uno de mis temas de discusión favoritos. Siendo de origen argentino, me parecieron interesantes los escritos del cardenal Bergoglio, pues la comparación con México era más que inevitable. Aquí les dejo algunas citas que elegí.
Una de las características de la gente corrupta, cuando son confrontadas con la verdad, es que no permiten que se les cuestione. A la primera señal de crítica reaccionan con enojo, negando el derecho de la persona o institución a juzgarlos, o tratan de refutar cualquier autoridad moral que se atreva a cuestionarlos; recurren a sofismas y equivocaciones semánticas, hacen menos a otros, y lanzan insultos a aquellos que piensan diferente a ellos.
La gente corrupta no se da cuenta de su corrupción. Es lo mismo que con la gente con mal aliento: muy raramente se dan cuenta por sí mismos.
La gente corrupta siempre trata de mantener una buena apariencia… La gente corrupta cultiva sus buenos modales hasta el fastidio, para cubrir sus malos hábitos.
La gente corrupta necesita compararse constantemente con aquellos que parecen ser consistentes en sus vidas, de tal manera que escondan sus inconsistencias y justifiquen su propia actitud… Y aquí vemos otro rasgo de la gente corrupta: el modo en que se justifican.
Al hacer comparaciones, la gente corrupta se juzga por encima de los demás: ellos mismos son la medida de la moralidad… Pero al convertirse en la medida de todas las cosas, hay un peligro en ello: nadie puede tergiversar la realidad tanto sin correr el riesgo de que esa misma realidad se vuelva en contra de ellos.
La corrupción lleva a la pérdida de la modestia que protege a la verdad y permite a la verdad ser verdadera… La corrupción funciona en un plano distinto a la modestia: se sitúa en el lado de la trascendencia, necesariamente va más allá en su pretensión y complacencia.
Además de ser crítica, la corrupción tiene otra característica: crece y a su vez se expresa a sí misma en una atmósfera de triunfalismo.
Este triunfalismo, que nace en el sentimiento de que uno es la medida de toda justicia y juicios, se da a si mismo importancia y reduce a los demás a la medida de su propio triunfo. Dicho de otra manera: una atmósfera de corrupción, una persona corrupta, no permite que nadie crezca libremente.
La gente corrupta no sabe nada de fraternidad o amistad, sólo complicidad… Por ejemplo, cuando una persona corrupta está en el poder, siempre implicará a los demás en su propia corrupción, rebajándolos a su propia medida, haciéndolos cómplices de su modo de hacer las cosas.
Al leer estas citas, resulta imposible no pensar en los gobiernos de México, incluido el gobierno actual de López. Sin embargo, me parece interesante que además de estás descripciones, Bergoglio nos comparte en su libro lo que a su pensar es el verdadero origen de la corrupción.
… toda la corrupción a nivel social es simplemente el resultado de un corazón corrupto. No habría corrupta social si no hubiera corazones corruptos.
Un corazón corrupto: esto es donde el problema está…. Para conocer el corazón de alguien, para saber en qué estado se encuentra, se necesita descubrir el tesoro que le ocupa, el tesoro que lo libera o realiza, o el que lo destruye y esclaviza -o, en este caso, el tesoro que lo corrompe… En el corazón humano se origina y mantiene la corrupción; del corazón, llegamos al tesoro al que el corazón está atado.
La pregunta entonces es: ¿qué se encuentra en el corazón de nuestros gobernantes? ¿Qué es lo que atesoran, que parece esclavizarlos y destinarlos al camino de la corrupción?
En el caso de Peña y compañía, definitivamente era la ambición enorme por más dinero. Robaron cínicamente hasta no poder. El caso de López creo es diferente. Aunque permite la corrupción a su alrededor, no creo que en el fondo sea dinero lo que lo motive. Sin embargo lo que sí atesora es un protagonismo sin límites. López quiere ser desesperadamente el héroe de la película. De una película que tiene tatuada en su mente desde hace años, y que no corresponde a la realidad que afronta su gobierno. Este afán es el que lo esclaviza, el que lo corrompe y el que impide que vea con claridad lo que el presente le demanda.