Corea del Sur lo entendió hace mil décadas 

La educación es la clave del éxito. Seguro has escuchado esta frase varias veces. Probablemente tu mamá, papá o familiares adultos te la decían hasta el cansancio cuando eras niña. Tal vez la hemos repetido y escuchado tanto que ha perdido sentido. Pero no para Corea del Sur, país que hace muchas décadas entendió que la educación era un camino para el desarrollo de sus personas. Platiquemos un poco de ésto. Sigue leyendo

El problema migratorio 

Son tiempos difíciles para muchas personas que migraron a los Estados Unidos. Lo es para muchos, y en especial para quienes llegaron y han permanecido, como decimos, “sin papeles”. Hay muchos ángulos desde los cuales puede verse la situación actual. Puede ser un problema de residencia legal, económico, social e incluso histórico. Para resolverlo, es necesario ver las cosas como son, sin ruido, y entender cuál es el origen de todo lo que ha causado y está causando dolor a los involucrados. Sigue leyendo

En Palacio Nacional vive la Presidenta, el que gobierna, allá en Palenque.

Para muchos de nosotros los mexicanos que vivimos, por alguna circunstancia u otra, en el exterior, es claro que nuestro país está pasando por una especie de “Maximato”, como la que se vivió en los años inmediatos después del periodo presidencial del General Plutarco Elías Calles a finales de los 20s e inicios de los 30s. Sigue leyendo

Masiosare, nuestro extraño e interno enemigo

Es algo que he platicado con muchas amistades en DC. No sabemos a ciencia cierta por qué es así. Pero hay algo de lo que estamos seguros. La comunidad de mexicanos donde vivimos nos caracterizamos por estar muy dispersos, por echarnos poco la mano. Incluso sentimos que cuando un mexicano llega al círculo de otro, hay cierta “desconfianza”. Difícil de explicar. Pero con ayuda de Juan Miguel Zunzunegui queda claro que este es un caso típico del “Síndrome de Masiosare”. Sigue leyendo

Aceptarnos para dejar de mentirnos, sufrir, odiarnos y tal vez transformarnos

Hay males que sí duran 100 años, o más, y pueblos que no sólo los resisten, sino que se aferran a ellos. Uno de estos males es nuestra reacción -o rechazo- hacia nuestro origen como mexicanos. Escribí sobre estos hace 5 años y ahora que leo a Zunzunegui en “Los mitos que nos dieron trauma”, lo confirmo. Uno de los grandes problemas de México es su desprecio colectivo a nuestro origen mestizo que surge de lo indígena Y lo europeo. Sigue leyendo

Dime a quién vacunas primero y te diré qué tipo de país eres

Muy al principio de la pandemia, mi percepción era que la crisis de salud mundial duraría pocos meses y que el regreso a la “normalidad” estaría a la vuelta de la esquina. Claramente eso no pasó. Lo que empezó a pasar fue el tiempo y mi percepción cambió a que la crisis del COVID-19 era un tema de largo plazo y que le empezaríamos a ver la luz a final del túnel hasta que hubiera una vacuna. Las vacunas llegaron. A cuenta gotas, pero ya se están aplicando. Sin embargo, el modo en que se apliquen a la población nos dirá mucho de qué madera están hechos los países. No me refiero a la eficiencia para aplicarlas con celeridad, que por sí no es un tema nada trivial. Me refiero a las prioridades y razones sobre quiénes las recibirán primero. Al momento, algunos países como México empiezan a enseñar el cobre. Sigue leyendo

La corrupción según Bergoglio

Hace varios meses ví en Netflix la película «Los Dos Papas«. Siendo sinceros no he seguido mucho la trayectoria de los dos últimos Papás ni de la iglesia. Pero la película me generó interés en el pensamiento de Jorge Bergoglio antes que se convirtiera en el Papa Francisco. Buscando en Amazon encontré un libro de su autoría (2005) que breve pero interesantemente analiza el problema de la corrupción, uno de mis temas de discusión favoritos. Siendo de origen argentino, me parecieron interesantes los escritos del cardenal Bergoglio, pues la comparación con México era más que inevitable. Aquí les dejo algunas citas que elegí.

Una de las características de la gente corrupta, cuando son confrontadas con la verdad, es que no permiten que se les cuestione. A la primera señal de crítica reaccionan con enojo, negando el derecho de la persona o institución a juzgarlos, o tratan de refutar cualquier autoridad moral que se atreva a cuestionarlos; recurren a sofismas y equivocaciones semánticas, hacen menos a otros, y lanzan insultos a aquellos que piensan diferente a ellos.

La gente corrupta no se da cuenta de su corrupción. Es lo mismo que con la gente con mal aliento: muy raramente se dan cuenta por sí mismos.

La gente corrupta siempre trata de mantener una buena apariencia… La gente corrupta cultiva sus buenos modales hasta el fastidio, para cubrir sus malos hábitos.

La gente corrupta necesita compararse constantemente con aquellos que parecen ser consistentes en sus vidas, de tal manera que escondan sus inconsistencias y justifiquen su propia actitud… Y aquí vemos otro rasgo de la gente corrupta: el modo en que se justifican.

Al hacer comparaciones, la gente corrupta se juzga por encima de los demás: ellos mismos son la medida de la moralidad… Pero al convertirse en la medida de todas las cosas, hay un peligro en ello: nadie puede tergiversar la realidad tanto sin correr el riesgo de que esa misma realidad se vuelva en contra de ellos.

La corrupción lleva a la pérdida de la modestia que protege a la verdad y permite a la verdad ser verdadera… La corrupción funciona en un plano distinto a la modestia: se sitúa en el lado de la trascendencia, necesariamente va más allá en su pretensión y complacencia.

Además de ser crítica, la corrupción tiene otra característica: crece y a su vez se expresa a sí misma en una atmósfera de triunfalismo.

Este triunfalismo, que nace en el sentimiento de que uno es la medida de toda justicia y juicios, se da a si mismo importancia y reduce a los demás a la medida de su propio triunfo. Dicho de otra manera: una atmósfera de corrupción, una persona corrupta, no permite que nadie crezca libremente.

La gente corrupta no sabe nada de fraternidad o amistad, sólo complicidad… Por ejemplo, cuando una persona corrupta está en el poder, siempre implicará a los demás en su propia corrupción, rebajándolos a su propia medida, haciéndolos cómplices de su modo de hacer las cosas.

Al leer estas citas, resulta imposible no pensar en los gobiernos de México, incluido el gobierno actual de López. Sin embargo, me parece interesante que además de estás descripciones, Bergoglio nos comparte en su libro lo que a su pensar es el verdadero origen de la corrupción.

… toda la corrupción a nivel social es simplemente el resultado de un corazón corrupto. No habría corrupta social si no hubiera corazones corruptos.

Un corazón corrupto: esto es donde el problema está…. Para conocer el corazón de alguien, para saber en qué estado se encuentra, se necesita descubrir el tesoro que le ocupa, el tesoro que lo libera o realiza, o el que lo destruye y esclaviza -o, en este caso, el tesoro que lo corrompe… En el corazón humano se origina y mantiene la corrupción; del corazón, llegamos al tesoro al que el corazón está atado.

La pregunta entonces es: ¿qué se encuentra en el corazón de nuestros gobernantes? ¿Qué es lo que atesoran, que parece esclavizarlos y destinarlos al camino de la corrupción?

En el caso de Peña y compañía, definitivamente era la ambición enorme por más dinero. Robaron cínicamente hasta no poder. El caso de López creo es diferente. Aunque permite la corrupción a su alrededor, no creo que en el fondo sea dinero lo que lo motive. Sin embargo lo que sí atesora es un protagonismo sin límites. López quiere ser desesperadamente el héroe de la película. De una película que tiene tatuada en su mente desde hace años, y que no corresponde a la realidad que afronta su gobierno. Este afán es el que lo esclaviza, el que lo corrompe y el que impide que vea con claridad lo que el presente le demanda.

Tampoco entiende que no entiende

Hace 5 años, The Economist publicaba un artículo sobre el entonces presidente Peña, subtitulado “El presidente que no entiende que no entiende”. Este artículo hacía referencia a que Peña y su equipo no se daban cuenta de lo mal que estaban los conflictos de interés en los que estaban metidos con sus contratistas favoritos y las propiedades y Casas Blancas que les habían dado. Su no entendimiento o cinismo fue claro y también representativo de su gobierno. Cinco años después la historia se repite de algún modo. El presidente López, quien ha prometido una transformación de proporciones históricas cae en el mismo error y termina no entendiendo que no entiende, no cegado por la corrupción y cinismo como Peña y compañía, pero sí por su protagonismo, soberbia, paranoia y terquedad. Sigue leyendo

Políticos austeros en México, ¿posibilidad o un sueño guajiro?

Yo vivo como vive la mayoría de mi pueblo, en la política lo normal tendría que ser mi forma de vida.

-José Mujica, ex-presidente de Uruguay

Hace unas semanas, un compañero de oficina nos compartió una nota sobre el nuevo gobernador del banco central de Kenia, Patrick Ngugi Njoroge. La noticia era que al tomar posesión de este cargo tan importante, el funcionario keniano decidió rechazar algunos de los privilegios que vienen con el puesto, incluídos una vivienda lujosa en una de las zonas más exclusivas de Nairobi, un smart-phone, guardias y tres coches de lujo. Para un país como Kenia, que al igual que México sufre de pobreza, corrupción en el gobierno y abuso de poder, este tipo de noticias genera cierto entusiasmo y da esperanza de que si es congruente al pasar de los años, Njoroge pudiera inspirar a otros, especialmente a los jóvenes, a seguir su ejemplo.

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El país en el que sí pasa algo

La corrupción no es un problema exclusivo de los países pobres o en vías de desarrollo. Los países ricos también tienen problemas de este tipo. La diferencia principal es qué medidas se toman cuando estos conflictos salen a la luz.

Hace poco escribía acerca de cómo México es el país en el que no pasa nada en temas de combate a la corrupción y al abuso de poder. A pesar de los múltiples casos de corrupción que se  ventilan de vez en cuando a través de los medios, la cosa no pasa del vendaval mediático y la indignación popular. Como estrategia, los acusados apuestan a que el tiempo pase y que la gente olvide lo sucedido. Generalmente, esta estrategia funciona ya que la ley no se aplica, retroalimentando de este modo un sistema de impunidad que alienta a otros a seguir comentiendo más ilícitos, pues saben que si los cachan, al final no pasa nada. Sigue leyendo