Muy al principio de la pandemia, mi percepción era que la crisis de salud mundial duraría pocos meses y que el regreso a la “normalidad” estaría a la vuelta de la esquina. Claramente eso no pasó. Lo que empezó a pasar fue el tiempo y mi percepción cambió a que la crisis del COVID-19 era un tema de largo plazo y que le empezaríamos a ver la luz a final del túnel hasta que hubiera una vacuna. Las vacunas llegaron. A cuenta gotas, pero ya se están aplicando. Sin embargo, el modo en que se apliquen a la población nos dirá mucho de qué madera están hechos los países. No me refiero a la eficiencia para aplicarlas con celeridad, que por sí no es un tema nada trivial. Me refiero a las prioridades y razones sobre quiénes las recibirán primero. Al momento, algunos países como México empiezan a enseñar el cobre. Sigue leyendo →