La No Transformación

Es sabido que el presidente López y su gobierno se jactan de estar realizando una transformación histórica del país. Sus banderas principales desde la campaña electoral han sido la seguridad y el combate a la corrupción. No hace falta tener más de dos dedos de frente para darse cuenta que está transformación, nombrada la 4T, no se está dando. La realidad nos muestra en cambio una NT o No Transformación en la que muchas cosas siguen igual o peor que antes. Para muestra un simple ejemplo donde la corrupción no sólo abunda sino apesta: las compras públicas.

El librito o las buenas prácticas en las compras públicas -e incluso nuestra ley- dictan que la regla deben ser las licitaciones y procesos competitivos, pues éstos producen resultados más eficientes con menores costos para el erario. La excepción debiera ser procesos de adjudicación directa donde no hay competencia.

Nunca he simpatizado con López, pero reconozco que en sus propuestas de campaña para compartir la corrupción veía con agrado el tema de “eliminar las adjudicaciones directas” –ver punto 21. Este había sido un gran problema en el gobierno de Peña, y era una gran oportunidad para eliminar una importante fuente de corrupción.

Sin embargo, como en México no hay rendición de cuentas sobre lo que se propone en campañas, los candidatos tiene cheque en blanco para mentir cuanto quieran y no cumplir una vez que están en el gobierno. López no ha sido la excepción.

Un estudio de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad demuestra que en el gobierno de la 4T se adjudican de manera directa 3 de cada 4 contratos, en una proporción similar a la de los gobiernos de Peña y Calderón.

Las contradicciones y mentiras de López no paran ahí. En su Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024 estableció “prohibir las adjudicaciones directas” como estrategia de combate a la corrupción. Sin embargo, públicamente las ha justificado con el pretexto de “cuidar” a quien se le dan los contratos.

Entienda usted lo que esto de “cuidar” significa. Posiblemente cuidar los intereses de los comprades de la 4T que se han ganado contratos de adjudicación directa, muchas veces con empresas creadas ipso facto. Ahí están los casos del hijo de Bartlett, Jimenez Espriú y su esposa o Roció Nahle y la familia de su compadre que gana contratos millonarios con empresas de reciente creación.

En este tema de las compras públicas queda claro que no ha habido transformación. No solamente se mintió e incumplió lo prometido en campaña y en el Plan Nacional de Desarrollo, sino que se se continúan las malas prácticas y corrupción de gobiernos anteriores.

La 4T nos demuestra que no es muy diferente de aquellos que a diario critica. La diferencia es que son mustios que se dan golpes de pecho con una mano, mientras con la otra siguen saqueando y viendo por sus intereses. Por ello, debieran ser reconocidos mejor como la NT de la No Transformación. Lo de la 4T es puro cuento.

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